sábado, 20 de septiembre de 2008

CAMINANDO DISTRAÍDA

Caminando distraída,
mirando tal vez sin ver,
ayer encontré un abuelo,
que sin querer tropecé.

Le pedí me disculpara,
mas él, sin saber por qué,
trató con pocas palabras,
que siguiera junto a él.

Me comentó que se iba,
al banco, para cobrar,
tan sólo pocos billetes,
que los debía además.

Me preguntó si sabía
algo de la movilidad,
le contesté, que tan sólo,
lo escuchaba, nada más.

Desesperado me dijo,
que yo tratara de ahorrar,
para que no me pasara,
angustiante, realidad.

Le dije inútil, me siento
pues no lo puedo ayudar,
me rebelo en este hecho,
que yo quisiera arreglar.

Me miró muy sorprendido
con cierta resignación,
me contestó, hija mía,
pocos años, viviré yo.

Me emocioné tanto, tanto,
palabras, estaban de mas,
si este caso, es uno sólo
hay millones además!.

Cómo decir a quién sufre,
a quién ya está resignado,
si tal vez, hasta su gente,
lo considera un amargo.

Elevo mi voz muy fuerte,
para que todos escuchen,
que el que aportó tantos años
derecho tiene al reajuste.

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